Porque queremos estar sedados, no queremos ver en las
noticias que cierta cantidad de gente murió en un bombardeo, en cambio, miramos
un maratón de seis horas de los Simpson. Es que no queríamos saber que nuestros
ídolos son en realidad falsificaciones. El mundo en sí en un chiste y nosotros
solo buscamos reírnos o es que acaso buscabas quedarte despierto toda la noche
pensando en los niños que se mueren de hambre en África. Somos discapacitados
selectivos, somos ciegos cuando vemos a un hombre pidiendo monedas en la calle,
somos sordo cuando nuestra mamá llora porque le gritaste que aunque no quisiera
ibas a salir y nos quedamos mudos cuando sabemos que aunque tengamos algo bueno
para de alguna forma esto nos afecta.
La verdad es que la sociedad siempre nos va a decepcionar de
una u otra forma, pero decidimos ignorarla mientras esto nos haga sentir
satisfechos. Si no sentimos el dolor punzante de la decepción presionando
contra nuestro cuello podemos seguir conviviendo con la sociedad. Y porque al
darnos cuenta cuanto nos defrauda nuestra sociedad notamos también que la decepción
somos nosotros mismos; sentados con un plato de pochoclos, pijama hasta las
tres de la tarde, frente a la televisión compadeciéndonos de la gente en otros
lugares del mundo sufriendo por hambre. Ese círculo vicioso que nos lleva a preguntarnos ¿Si la gente se muere de
hambre como puedo sentarme a comer hasta sentir que la panza me duele? ¿O es
que todavía no entendimos que somos parte de la sociedad?